Abril, palabras mil

 Aunque esta idea empezó a cobrar forma hace ya más de un par de años, ha ido evolucionando y creciendo.

En este proceso sigo aprendiendo y tomar clases para crear un plan de empresa y de marketing me ayudaron a poner bien los cimientos de lo que estoy creando, un negocio. Un negocio del que espero depender económicamente algún día, pero que al principio como todos demandan más de lo que dan.

Vine a Galicia con unas condiciones que no se cumplieron, pero me quedé aquí. La aventura había empezado y ya no había marcha atrás. Estoy orgullosa de mis avances, aunque aún me cuesta un poco esquivar mis miedos.

Y parte de culpa radica en todos esos mensajes de positividad tóxica que durante muchos años me repetí a mi misma. No sabía que en realidad yo me sentía diferente a los demás porque había muchas cosas que procesar detrás de esa armadura de autosuficiencia y seguridad que llevaba puesta.

Para emprender se necesita una fuerza de voluntad inhumana, quizás exagero, pero visto por alguien de fuera debería ser así. Nosotros al final disfrutamos tanto de lo que hacemos que pasamos más horas de las que deberíamos haciendo realidad lo que pasa por nuestra cabeza, algunos con más acierto, otros con más rapidez, pero siempre únicos.

Pero se tiene que decir, se necesita dinero.

Me refiero que tienes que tener una economía para sobrevivir sin ingresar nada durante un tiempo incierto. Y cuando te haces legal ya ni te cuento. La idea generalizada y la que tenía yo desde un principio es el de darme de alta como autónoma. En este caso tendría que tener durante al menos el primer año 50€ (por cosas de la tarifa plana y vivir en el rural) cada mes disponibles, pero además para arrancar tener una serie de fondos para invertir y poder vender acorde a los gasto generados para conseguir esas ventas y experiencias para el consumidor. 

He estado buscando trabajo por cuenta ajena, no nos vamos a engañar. Es lo mejor que me pasaría ahora mismo. También he solicitado las ayudas del estado que me corresponden. Pero eso es otro tema. En el que no hablaremos de las complicaciones de emprender económicamente hablando en España.

Y dentro de toda esta maraña mental, esta el artista que todos llevamos dentro, frustrado. Queriendo aprender y mostrar su evolución y creaciones al mundo. Con la presión de vender, pero no saber si hacerlo por si entra en conflicto con lo legal o no legal. Y que económicamente tampoco puede pagar el servicio de nadie que le aconseje. Además de no cuadrar con los tiempos de producción al que el consumidor esta acostumbrado. Aunque si tuviera dinero para invertir podría crear con más libertad, porque podría comprar los materiales que necesito y...esto se convierte en el pez que se muerde la cola.

Sé, porque muchas emprendedoras, creadoras... se han encontrado en estos momentos de duda. Qué ninguna de nuestras piezas nos acaban de gustar del todo, vemos todos los fallos, pero no la belleza. Y nos cuestionamos si somos lo suficientemente buenas, en algo que además hemos escogido nosotras. (Secretamente sabemos que lo somos, pero tan secreto que ni siquiera nosotras mismas lo sabemos).

Estuve un tiempo cosiendo a medida y estampando ropa por encargo, lo combinaba con el trabajo que tuviera. La hostelería siempre estuvo presente en mi vida, empecé con 18. Y no negaré que echo de menos el restaurante donde pasé muchos años, era como mi familia y es que pasaba más tiempo con ellos que con la mía propia. Y me gustaba la Sara que era cuando trabajaba, era un personaje, era el alcohol, la fiesta, el descontrol, las hormonas. Pero cumplía, ahí seguía, pagándome la carrera trabajando los fines de semana de camarera. Y quise aprender más, y lo disfruté, pero no era feliz. Porque seguía buscando algo más creativo que hacer con mi vida. Probé con la moda porque pensé con 7 años que quería que mis vestidos salieran en las pasarelas. Pero creo que en realidad lo que quería y quiero es que alguien miré mis creaciones, sea lo que sea, como la gente miraba a esas modelos luciendo esos vestidos.

Y nos hemos plantado en Abril y yo sigo intentando crear algo que realmente me guste y hable de mi, como si fuera un compositor, un escritor o un escultor. Aprendiendo de las técnicas, las herramientas y de la lana. Cometiendo errores lo que más, cosa que hace que esta primera colección se este atrasando tanto (bienvenida ansiedad). Pero bueno no puedo correr sin aprender a andar.

Y aunque digan que una imagen vale más que mil palabras, yo siempre he sido más de escribir y parece que realmente esta semana tenía muchas ganas de abrirme en canal para vosotros. Aunque haya pocos que lleguen hasta aquí.

Comentarios

  1. La lana cura muchas cosas. A seguir creando artista.! Maria Suárez

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por leerme y dejarme tu apoyo por aquí. 💚🙏

      Eliminar

Publicar un comentario